VALORES Y CARACTER
 

Dios nos ha llamado a un carácter de Justicia
y a una vida llena de obediencia.

 

La Obediencia:  Su Lugar en la
Vida  del  Discípulo  de  Jesucristo

                         
Vivimos en un mundo donde la desobediencia es la columna y fundamento principal de todo aspecto de la vida. Cuando el hombre rechaza los Caminos de Dios está destinado a una vida y naturaleza de desobediencia. El fruto de Satanás y del hombre siempre ha sido  rechazar la sabiduría de Dios, los caminos de Dios y tomar el suyo propio.

Hoy en día el Espíritu Santo nos esta exhortando a discernir los tiempos, y a comprender el sistema de rebeldía en que vivimos, y nos esta invitando a abrazar el maravilloso camino de la obediencia. En Apocalipsis 13 se nos aconseja a “calcular” el número de la bestia: “Y hace que a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se les dé una marca en la mano derecha o en la frente, y que nadie pueda comprar ni vender, sino el que tenga la marca: el nombre de la bestia o el número de su nombre. Aquí hay sabiduría. El que tiene entendimiento, que calcule el número de la bestia, porque el número es el de un hombre, y su número es seiscientos sesenta y seis” (Apocalipsis 13:16-18).

Hoy en día no se puede comprar ni vender sin que se tenga que romper principios bíblicos, no podemos ser felices sin rechazar el consejo de Dios, no podemos educar sin abrazar las prácticas humanistas. Nacimos para desobedecer, comemos para desobedecer, descansamos para desobedecer, y trabajamos para desobedecer. No hay un rincón donde el sistema de la bestia no haya falseado con su rebeldía la Verdad: “pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se les dé una marca en la mano derecha o en la frente, y que nadie pueda comprar ni vender.”

Hay que tener entendimiento para calcular el número de la bestia. Y la manera de calcularlo es darnos cuenta de su engaño, de su falsedad, de su fruto. El número de la bestia no es un sistema electrónico y computarizado que se les va poner en el futuro a cierto tipo de desobedientes. Esta mentira y tontería apela más bien a la curiosidad y a lo místico, y nos desvía de la verdad.

Es muy cierto que todo sistema de hombre termina perfeccionándose en la ciencia y la tecnología pues a la larga éste es el fruto del árbol del conocimiento del bien y el mal que Adán y Eva participaron al principio, pero el número de la bestia más que futuro ya es pasado y presente, más que electrónico es una marca en el corazón y sistema de pensamiento. “Se les dé una marca en la mano derecha o en la frente, y que nadie pueda comprar ni vender”: el número de la bestia es completa desobediencia (666), es un sistema de pensamiento y valores de tal manera  escrito en nuestra mente que nada que hagamos con las manos puede evitar la desobediencia.

Este es el número de la bestia: todo lo que pienso es desobediencia, y todo lo que hago es desobediencia. Nuestra música, nuestro vestir, nuestra educación, nuestras finanzas, nuestros hogares, y nuestras relaciones y negocios están diseñados para desobedecer. El Apóstol Pablo calculó el número de la bestia (se dio cuenta de esta situación) y clamó: “¡Miserable de mi! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte?” (Romanos 7:24).

La desobediencia es la causa exclusiva del poder que tiene el pecado en el mundo, con la ruina que ha forjado.  Toda la maldición del pecado sobre nosotros se debe a la desobediencia que nos es imputada.  Todo el poder del pecado que obra en nosotros no es más que esto: que al recibir la naturaleza de Adán heredamos su desobediencia y nacemos “hijos de desobediencia” (Efesios 2:2).

El estado de la iglesia cristiana en algunos lugares se encuentra reflejado en las palabras del profeta Isaías en cuanto a la desobediencia, “Dice, pues, el Señor: Porque este pueblo se acerca a mí con su boca, y con sus labios me honra, pero su corazón está lejos de mí, y su temor de mí no es más que un mandamiento de hombres que les ha sido enseñado;  por tanto, he aquí que nuevamente excitaré yo la admiración de este pueblo con un prodigio grande y espantoso; porque perecerá la sabiduría de sus sabios, y se desvanecerá la inteligencia de sus entendidos.  ¡Ay de los que se esconden de Jehová, encubriendo el consejo, y sus obras están en tinieblas, y dicen: ¿Quién nos ve, y quién nos conoce?” (Isaías 29:13-15).

La iglesia no nos esta discipulando para obedecer, sino que esta produciendo desobedientes religiosos. Que esta herramienta despierte en nosotros un ferviente deseo de conocer el maravilloso camino de la obediencia.  Unámonos en la oración de que el Espíritu Santo nos constriña de cuán defectuosa es la vida cristiana en la que la obediencia no reina en una manera suprema; y cómo esa vida puede ser cambiada por la entrega total a la obediencia absoluta;  y  cuan cierto es que Dios, en Cristo, nos capacitará para vivirla. Gloria a Dios por  Jesucristo, Fuente de eterna salvación para todos los que le obedecen (Hebreos 5:8-9).

La  Obediencia: Propósito  de  Dios                                                             
En un mundo donde la desobediencia reina hasta la muerte, la restauración de la obediencia es el plan de la salvación. Es la obediencia en la tierra la llave que abre la puerta a un sitio en el amor de Dios en el cielo. La obediencia  debe ser tanto el punto de partida como la meta de nuestra vida cristiana. Cuán defectuosa es la vida cristiana en la que la obediencia no reina en una manera suprema. La Obediencia fue lo único que Dios demandó de Adán en el paraíso.  La obediencia es lo único que se le pide a una criatura para glorificar a Dios y gozar de su favor y bendición. 

Es evidente que la única tarea por la cual fue necesario en Cristo era la tarea de quitar esta desobediencia, su maldición, su dominio, su naturaleza y obra perniciosa.  La desobediencia era la raíz de todo pecado y miseria.  El objetivo primordial de Su salvación fue cortar esa miserable raíz y restaurar al hombre a su destino original, es decir, a una vida de obediencia a su Dios.

El carácter de Jesucristo es la obediencia. Por ello las Santas Escrituras nos llama a escribir los mandamientos de Dios en nuestra mente y en nuestra mano: “Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón;  y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. Y las atarás como una señal en tu MANO, y estarán como frontales entre tus ojos (MENTE);  y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas” (Deuteronomio 6:5-9).

El  valor  de  la  obediencia para Dios se ve claramente en el plan de la salvación. Todo el plan de redención de Cristo estriba en la restauración de la obediencia al sitio que le corresponde legítimamente.  La hermosura de Su salvación consiste en que Él nos restaura a una vida de obediencia.